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La Kentya (Howea forsteriana) es una especie de palmera muy popular por su belleza y resistencia, ideal para interiores. Aquí tienes algunos consejos para cuidar una:
La Kentya no necesita mucha luz directa. De hecho, prefiere luz indirecta o media. Si la pones en una ventana, asegúrate de que el sol directo no llegue demasiado, ya que puede quemar las hojas.
Evita la sombra total, ya que puede afectar su crecimiento.
Riega regularmente, pero dejando que la tierra se seque un poco entre riegos. No tolera el exceso de agua, así que asegúrate de que el tiesto tenga buen drenaje.
En invierno, la Kentya crece más lentamente, por lo que reduce los riegos.
Prefiere temperaturas cálidas, alrededor de 18/24°C, aunque tolera un poco de frío (hasta unos 12°C).
Evita cambios bruscos de temperatura y corrientes de aire frías.
A esta palmera le gusta la humedad, así que si tienes el aire seco en casa, puedes pulverizar agua sobre las hojas de vez en cuando.
Una manera sencilla de aumentar la humedad puede ser poner la planta sobre una bandeja con piedras y agua.
Fertiliza una vez al mes durante la temporada de crecimiento (primavera y verano), con un abono líquido para plantas de interior.
Durante el otoño e invierno, puedes suspender la fertilización, ya que la planta está en una fase de crecimiento más lento.
Si las hojas se ponen amarillas o se rompen, retíralas con unas tijeras limpias. No te asustes si algunas hojas más viejas se mueren; es un proceso natural.
La Kentya crece lentamente, pero si ves que las raíces empiezan a salir por el agujero de drenaje, quizás sea hora de trasplantarla a un tiesto un poco más grande. El mejor momento para hacerlo es en primavera.
Si las hojas se vuelven marrones en las puntas, podría ser una señal de que el agua es excesiva o insuficiente, o quizás el ambiente sea demasiado seco.
También puede ser sensible a plagas como ácaros y cochinillas, así que revisa de vez en cuando las hojas.
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