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Cómo cuidar una orquídea (Phalaenopsis):
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Las orquídeas necesitan luz brillante e indirecta. Lo ideal es colocarlas cerca de una ventana donde reciba luz filtrada, como una ventana orientada al este o al oeste.
Evita la luz solar directa, ya que puede quemar sus hojas. Si notas que las hojas se ponen amarillas o marrones, probablemente están recibiendo demasiada luz.
Si las hojas se ponen amarillas y caen, es una señal de que no tienen suficiente luz.
Las orquídeas prefieren temperaturas cálidas. El rango ideal es entre 18-25°C durante el día, y un poco más fresco por la noche, entre 15-18°C.
Evita cambios bruscos de temperatura, corrientes de aire frío o temperaturas extremas (por ejemplo, cerca de calefactores).
No toleran el frío: si la temperatura baja de 10°C, puede dañar la planta.
El riego debe ser moderado, ya que las orquídeas no toleran el exceso de agua. Un riego típico es una vez por semana o cada 5-7 días.
Deja que el sustrato se seque un poco entre riegos, pero no dejes que se quede completamente seco durante mucho tiempo.
Si el sustrato es demasiado húmedo, las raíces pueden pudrirse.
Evita mojar las flores y las hojas, ya que el agua estancada puede generar hongos y enfermedades. Riega desde la base o utiliza el método de inmersión en agua (si lo prefieres).
Usa un sustrato especial para orquídeas. Generalmente está compuesto por corteza de pino, sphagnum, perlita o suro, ya que estas plantas necesitan un sustrato que drene bien.
Las macetas de plástico con orificios de drenaje son las mejores para evitar el estancamiento de agua.
Las orquídeas prefieren ambientes con una humedad relativa entre 40 y 70%. Si el aire de tu hogar es seco, puedes aumentar la humedad colocando un humidificador cerca de la planta o poniendo la orquídea sobre una bandeja con piedras y agua (asegurándote de que las raíces no estén en contacto directo con el agua).
No rocíes las hojas: puede favorecer la aparición de hongos.
Durante la temporada de crecimiento (primavera y verano), fertiliza cada 2-3 semanas con un fertilizante para orquídeas. Usa un fertilizante equilibrado, o uno con más fósforo y potasio para fomentar la floración.
Disuelve siempre el fertilizante en agua antes de aplicarlo. Durante el otoño e invierno, reduce la fertilización, ya que las orquídeas suelen entrar en reposo.
Cuando las flores se caen, puedes recortar la varita floral. Si la tija está verde, puedes podarla justo por encima de un nodo, y la orquídea podría rebrotar. Si la tija se pone marrón, córtala cerca de la base.
Algunas orquídeas florecen varias veces al año si se cuidan bien, especialmente si se les da descanso en invierno.
Después de la floración, la orquídea puede entrar en reposo. Durante este período, es normal que las hojas caigan y la planta deje de crecer.
Reduce el riego y la fertilización durante este período. No te preocupes, la planta se recuperará y empezará a crecer nuevamente cuando llegue la primavera.
Las orquídeas no necesitan ser trasplantadas con frecuencia. Sin embargo, si ves que las raíces han crecido mucho o el sustrato se ha descompuesto, será el momento de cambiarla de maceta.
El mejor momento para trasplantar es justo después de que termine la floración, generalmente en primavera.
Utiliza una maceta ligeramente más grande y sustrato fresco para asegurar un buen crecimiento.
Las orquídeas suelen ser resistentes a las plagas, pero pueden verse afectadas por cochinillas, ácaros o pulgones. Si notas plagas, utiliza un insecticida suave o jabón insecticida.
Si el sustrato se mantiene demasiado húmedo o las hojas no tienen buena ventilación, las orquídeas pueden sufrir de hongos o mildiu. Asegúrate de no mojar las hojas y de tener un buen drenaje en la maceta.
Cuidado al moverlas: Las orquídeas son sensibles al estrés, así que es mejor no moverlas demasiado si ya están floreciendo.
Si tu orquídea deja de florecer, no te preocupes. Esto es natural y solo necesita algo de tiempo y cuidados para volver a florecer.
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